Tremores. Lo que vimos este martes es de una absoluta y total locura, que rebasa todo reglamento deportivo existente. El Club León, en el escritorio, quedó fuera del Mundial de Clubes, que se llevará a cabo en junio. En la mesa, en los juzgados, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) determinó que el equipo de los Panzas Verdes incurrió en multipropiedad con el Club Pachuca, confirmando el planteamiento de la FIFA. ¿Cómo se llegó a esto? Fue un largo camino, y todo fue responsabilidad de la familia Martínez –aunque intentó por todas las vías deslindar a un equipo del otro, al final no pudo y quedó fuera–. ¿Qué vio la FIFA? Aparte de comunicados similares, posteos en redes sociales que parecían hechos con el clásico copy-paste, fideicomisos, entre otros, lo que determinó fue el voto único que tienen las escuadras en la asamblea de dueños de la Liga MX. Es decir, que, en vez de haber dos sufragios, uno por Tuzos y otro por el León, sólo era el de “Chucho” Martínez, el patriarca. Esto no pudo esconderlo el Grupo Pachuca y sentenció a la escuadra esmeralda a ver el Mundial en la televisión. Pero no es la única multipropiedad en México, sabemos la situación de Santos y Atlas (Grupo Orlegui), y la del Puebla y Mazatlán (Grupo Salinas). En el mundo, también hace aire. El City Football Group es dueño del Manchester City, de Inglaterra; el Girona, de España, y el New York City FC, en la MLS. La firma 777 Partners tiene equipos en varios países, como el Hertha Berlin, el Génova, el Standard de Lieja, el Red Star FC, el Melbourne Victory, el Vasco de Gama y el Sevilla FC. Por su parte, Red Bull es propietario del RB Leipzig, el Red Bull Salzburg, el New York Red Bulls, el RB Bragantino, el RB Bragantino II y el FC Liefering. Está bien, ninguno llegó al Mundial de Clubes, pero la FIFA, en su cruzada contra la multipropiedad, aplica el reglamento al estilo juarista: “a los amigos, la ley y gracias; a los enemigos, la ley a secas”. Ah, y sí, por dedazo de Gianni Infantino, el lugar del León lo van a disputar las Águilas del América y el LAFC.
¿O no?
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