El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la imposición inmediata de un arancel del 125% a todas las importaciones provenientes de China, en lo que calificó como una respuesta necesaria ante la “falta de respeto” del país asiático hacia los mercados globales. Además, otorgó una suspensión por 90 días para los aranceles en el resto del mundo.
La medida se produce apenas horas después de que China elevara sus impuestos a los productos estadounidenses, pasando del 34% al 84%, en represalia a los últimos movimientos del gobierno norteamericano. Esta nueva ronda de sanciones comerciales marca un momento crítico en la creciente guerra comercial entre las dos principales economías del mundo.
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China adelantó que aplicará los nuevos aranceles a partir del jueves a las 12:01 horas (04:01 GMT, 10:01 p.m. del miércoles en la Ciudad de México), lo que encendió las alarmas en los mercados financieros y entre los principales socios comerciales de ambos países.
La reacción del presidente Trump no se hizo esperar. En cuestión de horas, la administración estadounidense endureció aún más su postura, elevando las barreras comerciales y, con ello, aumentando el riesgo de una recesión global. Las consecuencias comenzaron a sentirse de inmediato, con caídas en los principales índices bursátiles y preocupaciones crecientes por parte de economistas y líderes internacionales.
La estrategia de Donald Trump incluye la pausa de 90 días en la aplicación de nuevos aranceles para más de 75 países que, según señaló, “han mostrado disposición al diálogo y no han tomado represalias contra Estados Unidos”. Durante ese período, se aplicará un arancel reducido del 10%, como medida de incentivo para continuar con las negociaciones comerciales.
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“La pausa entra en efecto de forma inmediata”, afirmó Trump durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca. “Estados Unidos está dispuesto a negociar, pero no tolerará abusos ni ataques a nuestra economía.”
A pesar del nerviosismo generalizado, Trump minimizó la preocupación internacional, asegurando que su administración tiene el control de la situación. “No hay razón para el pánico”, declaró. “Los estadounidenses deben mantenerse firmes. Esta es una batalla que ganaremos por el bien de nuestro país.”
Editora: Socorro Juárez
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