Tremores. Esos agoreros del destino, los corifeos de siempre, los que sólo andan haciéndola de jamón nada más por joder, quedaron en ridículo. Tanto se cansaron de desplazar la pluma de hiel para decir que la presidenta Claudia Sheinbaum no tenía al gobernador Alejandro Armenta en su aprecio, por no haber venido a la toma de protesta, con el acto oficial del sábado en Huauchinango, fueron evidenciados como lo que son. Y es que el mitin llevado a cabo con la finalidad de entregar tarjetas del Bienestar a poblanas y poblanos, fue un mar de elogios entre los morenistas. Pero no son gratuitos. El gobernador avala la política de la mandataria federal, es un seguidor en temas como energía sustentable, apoyo al deporte, lucha contra la inseguridad desde las raíces. Desde campaña quedó el compromiso de hacer de Puebla un lugar mejor. Por ello, quienes dijeron que sería abandonado por la Federación, con argumentos senatoriales de que le dieron menor presupuesto a la entidad, de nuevo, se equivocaron. Sólo buscan una cosa y no es un hueso, ni el guiño del mandatario. En fin, así se las gastan, mientras tanto, en donde está la toma de decisiones hay bríos renovados.
¿O no?
Perdieron el control
Sabemos todos en la ciudad que los vendedores ambulantes son abusivos, sin satanizar su oficio. Todos tenemos que comer y llevar alimento a la mesa familiar, pero también deben hacerlo con orden. Por eso, lo que vimos este fin de semana es lamentable. Incumplieron, con gandallismo y actitudes porriles, los acuerdos firmados con el Ayuntamiento de Puebla, el cual se vio imposibilitado de hacer algo. Mandar a la fuerza pública hubiera acabado en un zafarrancho que a nadie hubiera beneficiado. No obstante, a veces es necesario dar un manotazo en la mesa, pues los únicos perjudicados fueron los establecidos. Pero no todo es culpa de los vendedores, sino de las agrupaciones que los controla, se vuelven en auténticos sindicatos del crimen que sólo buscan su beneficio y enriquecerse a costillas de los comerciantes y su necesidad; los líderes, como hemos visto, no tienen palabra. El comercio ambulante debe ser puesto en orden.
¿O no?
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