Tremores. Aunque algunos la hagan de jamón o no acepten la determinación del Congreso del Estado, quien se enfila para presidir la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Puebla es la académica Rosa Isela Sánchez Soya. Hay quienes, desde ciertas tribunas, o desde redes, o desde WhatsApp están descalificando el proceso, diciendo que hay “dedazo”, pero no. Si participaron es porque aceptaron las reglas, pero son los primeros en demeritarlas. Diría Disney: “No Maus Mickey”. Lo que iba a valer era el examen que diputadas y diputados aplicaron, nada de recomendaciones, y la mejor calificación la obtuvo la abogada y maestra, Sánchez Soya. Este miércoles será cuando el Pleno defina a la próxima titularidad del organismo garante de los derechos humanos.
¿O no?
El mundo al revés
Luego de la histórica votación en la Tremenda Corte, de facto se volvió en una especie de tribunal (con minúsculas) que determinará si una reforma constitucional es “legítima” o no. Eso es lo que resultó del proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá. Cuando en el deber ser, en lo que estipula la ley, la Corte sólo aplica lo que está en la Carta Magna. Punto. Pero con las facultades que se acaban de dar, se vuelve en una especie de Tribunal del Santo Oficio. Ni los romanos fueron a tanto. Algo que sí es cierto, aunque digan que no: el último reducto de la derecha, el Poder Judicial, está dando sus últimos estertores de vida, se aferran a impedir que les quiten su reducto para tener influencia en la vida política y social del país. No es tanto la oposición fachera, sino aquella a la que Andrés Manuel López Obrador llamó La Mafia del Poder. Empresarios, vendedores de influencias, “coyotes”, delincuentes de cuello blanco, lavadores de dinero, desviadores de recursos públicos, profesionales del chantaje y la infamia. Esos que sueltan carretadas de dinero para que no los toque ni una carpeta de investigación. Esos, esas, que buscan saltarse la ley… con la ley en la mano. Lo que no pensaron, obvio, es que la 4T está preparada para eso y más. El nombre del juego es: Cambio de Régimen. Otro detalle: el ministro Luis María Aguilar, el amigo de presidentes como Enrique Peña Nieto, ese que dijo que “no estaban en un mitin político”, es el responsable que magnates como Ricardo Salinas Pliego no pague sus respectivos impuestos, y con ínfulas de grandeza, felicitó a su correligionario por el proyecto presentado. ¡Máster!
¿O no?
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