Con gran alegría y en un ambiente familiar, los poblanos celebraron el 214 aniversario de la Independencia de México con una noche mexicana inolvidable, llena de una espectacular lluvia de pirotecnia y deliciosos antojitos mexicanos.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio de Puebla desplegó 1,300 elementos para vigilar tanto el primer cuadro de la ciudad como las colonias, barrios y las 17 juntas auxiliares. En el centro histórico, se instalaron 12 arcos de seguridad en las calles de acceso al zócalo y en el Palacio Municipal, lo que resultó en un saldo blanco sin incidentes.
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En Avenida Reforma, se instaló un corredor gastronómico con 400 vendedores ofreciendo antojitos mexicanos y artículos de temporada. Los asistentes disfrutaron de las exquisitas chalupas poblanas, preparadas con tortilla y manteca, bañadas en salsa roja o verde, y con cebolla al gusto, así como de pozole, mole de panza, caldo de camarón, chileatole, pan de feria, cemitas de carne enchilada, milanesa, y una variedad de tacos como los de carne asada, longaniza, cabeza, costilla, mixiote, tostadas y chicharrones preparados.
Para lucir espléndidos durante el Grito de Independencia, poblanos y visitantes adquirieron gorras, bigotes, pelucas tricolores, sombreros de charro, blusas, camisas, trompetas, gabanes, pulseras y hasta zapatos.
Los más pequeños se divirtieron en los juegos mecánicos, que incluyeron el carrusel, la rueda de la fortuna y el gran atractivo del año: el toro mecánico, que desafió a chicos y grandes a mantenerse sobre él antes de ser derribados.
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Tras el tradicional Grito de Independencia a cargo del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, comenzó el espectáculo de fuegos pirotécnicos, que deslumbró durante casi 14 minutos con una sinfonía de colores, sonidos y figuras en el cielo poblano.
Este año, las festividades de septiembre fueron especialmente memorables; hacía muchos años que no se veía tanta gente celebrando en el zócalo de la ciudad de Puebla. A pesar de que los festejos habían terminado, las familias seguían recorriendo el centro, tomándose fotografías junto a las figuras monumentales del charro y la china poblana, de más de 12 metros de altura entre la Catedral y el zócalo.
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“Estuvo padrísimo, nos encantó el espectáculo de luces, tenía muchos años que no veíamos así a Puebla. El video mapping, la iluminación, mucha seguridad, nos gustó mucho regresar al centro”, fueron algunos testimonios de las familias que disfrutaron la velada mexicana.
Editora: Socorro Juárez
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